viernes, 24 de septiembre de 2010

El usuario y la toma




“Recuperación de la normalidad”. Esa es la necesidad planteada por las “autoridades académicas” de la Facultad de Ciencias Sociales ante la toma estudiantil. Así lo expresan en dos comunicados publicados en el sitio web institucional (www.fsoc.uba.ar). El caso podría integrar un capítulo de las “Mitologías” de Roland Barthes, al desplegar una argumentación que no se diferencia mucho del discurso mítico que encontramos en cualquier diario burgués.

La toma es presentada como una interrupción de la “regularidad”, una pausa improductiva que genera pérdidas. Pérdida de trabajo (“se han perdido semanas de trabajo”), de stock (“se perdió un 20% de stock de bancos y sillas”), de carga horaria (cada materia “perdió entre el 15 y el 20% de su carga horaria cuatrimestral”), etc.

El escándalo proviene del tiempo muerto, del gasto. Esto último pone en jaque al funcionamiento de la máquina, cuya marcha se presenta como buena en sí misma. Tomar la facultad es impedir el “normal desarrollo administrativo” de la “actividad académica”, cuya producción material es resaltada como mercancía de gran valor (actas, acreditaciones, validación de los estudios, regularidades, designación de docentes, carga de datos, inscripciones a exámenes, entrega de títulos, certificación de actividades cumplidas, etc.).

El retorno a lo normal es un anhelo del poder establecido, algo que se pretende presentar como naturalmente necesario. La toma es molesta, justamente, porque desnaturaliza, es decir, porque muestra que puede haber producción sin máquina burocrática ni autoridades. La apertura de las aulas bajo control estudiantil es una muestra, por eso resulta irritante para la elite dominante. “A los ojos de muchos estudiantes y docentes, la estructura administrativa de la institución y en particular sus autoridades, invisibilizan con frecuencia la importancia de su condición de soporte y garantía de la eficacia de las actividades académicas regulares”, aclaran los voceros oficiales.

Las causas de la toma son sintomáticamente borradas del relato. Por una suerte de elipsis se nos cuenta sobre los numerosos efectos de la acción, las famosas “consecuencias”, pero nada se nos dice sobre los fundamentos, sobre los reclamos concretos. La toma se reduce a un fenómeno aislado, a una situación que no merece ser explicada, un juego ideológico al que también nos tienen acostumbrados los medios masivos de comunicación.

A su vez, la toma es presentada como lo opuesto al “diálogo”. El profesor Caletti nos da un lindo ejemplo de significante vacío. ¿Qué es el “diálogo”? ¿Puede estar alguien en contra del “diálogo”? El diálogo, a secas, no significa nada. Es solo un significante de la plenitud comunitaria ausente, de la famosa “comunidad de sociales” a la que los documentos se refieren como destinatarios imaginarios. La toma, entonces, se presenta como la pura anti-comunidad.

Pero paradójicamente, la toma es lo único que puede hacer advenir una verdadera comunitas. En el don y el gasto están las claves de una improductividad productiva, algo que resultará siempre “anormal” y escandaloso. 


3 comentarios:

  1. Bárbaro el análisis.

    Es su juego, necesitan poner en contra de la toma a "todo ser viviente-consumidor posible", y a su vez, nos quieren dividir confundiéndonos y repitiendo una y otra vez que sin "papá-burocracia" no podemos crecer/avanzar/progresar/vivir, devido a que somos eternamente niños.

    "Es todo un espectáculo de chicos que no quieren estudiar"
    Pues no, les voy modificando un poco la frase: "Es toda una intervención de homo sapiens que no quieren ser robots-pasivos-espectadores ante un sistema tan injusto"


    Quiero conocer a quién/quienes hacen No damos cátedra! ¿alguna forma?

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  2. lola,

    nos juntamos los lunes a las 19 hs. en la barbarie, las reuniones son abiertas, así que pasate que no hay problema

    dejanos un mail y arreglamos cómo nos encontramos, que suele haber mucha gente a esa hora

    g.-

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  3. borramos la entrada para que no quede el mail de lola flotando en los cables incorporales

    sin más, saludamos atte,
    el buró autodisuelto de NDC

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